miércoles, 30 de noviembre de 2011

MEDIAS CON ASES CINCO

A las seis teníamos que terminar y eran las seis y cuarto. El comienzo del juego fue penoso, la excusa de no ver un rey es una mala excusa, y perdimos dos juegos rápidamente en lo que parecía ser una partida rápida. Domingo y Tarzán jugaban en casa, y Julio y yo con la ventaja de tener la cabeza más despejada, llevábamos una copa de menos y los cubatas de la mesa eran de agua para Julio y ligeramente raspado para mí.
Contaban rápido y casaban. Ganar el tercer juego fue una sorpresa para ellos y para nosotros, ya no nos quedábamos en blanco. Daba la sensación que todos los que estaban en el Patas nos miraban, aunque seguramente no fuese así. Con los tres juegos siguientes habíamos llegado al empate, y a las seis y veinte íbamos ganando pero la distancia era escasa. Y llegó la jugada. nosotros 34 tantos, ellos 30. Julio de mano pide mús. Yo lo corto. Domingo, a mi izquierda tensa la mirada sobre sus cartas y mira a Tarzán quien le devuelve la mirada con un ligero encogimiento de hombros que nada tenía que ver con una seña. La grande queda en paso y domingo mete un envite a la chica. Dos ases y dos reyes, si acepto y gano, ganamos la partida. Acepto, y Domingo dice las palabras mágicas: ÓRDAGO. Si no se acepta ganan ellos, no queda más remedio, pero además se tiene la corazonada del triunfo. Domingo saca dos ases, yo saco otros dos, Domingo echa un cinco, yo otro. La última carta la tira al montón. Han perdido. Y son las seis y venticinco.

Llevamos el coche hasta la plaza, con Julio y Tarzán. No pudimos contenernos y cantamos el campeones. Otro día habrá que callar, pero hoy hemos ganado en casa ajena, en el Patas.

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