lunes, 13 de junio de 2011

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Es fácil reconocer la mirada de aquel que te ha traicionado. Nunca te mirará de frente.
Es fácil saber cuando alguien te oculta una noticia. La conversación comenzará de forma sorpresiva, sin tratar nada importante.
Es fácil reconocer al compañero que sabe que te han suspendido y a él no. Te evitará hasta que te enteres de otra forma.
Es fácil reconcer al amigo. Sufrirá al darte una mala noticia, aunque sólo te la dirá si verdaderamente es necesario que la sepas.

Hay muchas señales, demasiadas, para todo acontecimiento importante o no, pero la ceguera propia impide ver todos los signos con claridad.

La muerte siempre llega por sorpresa al afectado, al que solo queda un consuelo, haber disfrutado con una beatífica ignorancia el curso de los acontecimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario